En un determinado momento de la vida, pequeñas grandes cosas adquieren la relevancia inusitada de los problemas sólidos.
Por encima de la ligera lectura de los artículos de tantos entendidos sobre la maltrecha, o no, economía de los españoles, de algunos españoles, debo hablar de la supervivencia en mis paseos por las aceras de Barcelona. Hoy quiero reflesionar sobre el velocípedo o bicicletas urbanas . Todo ello con fundamento en las ideas del que fue alcalde de Barcelona , Sr Maragall. Su trayectoria política es histórica. Y así, por ejemplo,sin necesidad, decidió alterar el estatuto de Cataluña. Y en ello estamos y en sus consecuencia. Y lo hizo por o para sin inteligencia de convivencia- hay muchas clases de inteligencias--,también propicio el enfrentamientoo con el resto de España. Por ello estamos donde no debieramos estar.
Pero hoy me quiero referir a otra faceta urbana del alcalde Maragall: El velocípedo o bicicleta. El alcalde Maragall, propició con extraordinario entusiasmo el uso de la bicicleta por las calles de Barcelona. Hay calles que son alentadoras para ir en bicicleta; y otras que son mas asequibles a ganadores de montaña del Tour. Por ejemplo : la calle Muntaner y todas aquellas que afluyen o ascienden hasta el Tibidabo. Subirlas a pie es un esfuerzo tan cierto como penoso. Pero son cosas de las apariciones políticas de los iluminados, por la gracia divina, en esta materia tan sutil y de fe. Yo solo creo, con reservas, en las apariciones de Fatima y Lourdes. Por eso no tuve mucho predicamento entre algunos lectores. Pero hay, y bueno es reconocerlo, una admiración por la bicicleta, por regla general como deporte urbano , y , tambien,como indice de cierto "status" social.
Y luego hay otra adoración mas apasionada por la bicicleta : La de los ciclistas por quieren ir por la acera de los peatones como si se tratase de un velodromo. Pero estos han de cuidar su integridad física. Pero no la de los peatones. eso no les ocupa. Desde su perspectiva, en la calzada hay coches agresivos. En la acera solo peatones, tan frágiles y muchos de ellos proclives a causar baja en la Seguridad Social. Por las aceras, van en contra dirección de los automoviles de la calzada. Y les ganan en la carrera. Si fueran en la misma dirección, habría que suprimir mas peatones. obstaculos dispensables en una carrera de rapidos movimientos que se podian preveer en su camino hacia el lugar donde tomar el aperitivo. Hay que darles facilidades. Si no encontrarian los cubitos del hielo deshechos. Solo en una ocasion,la única hasta ahora,gracias a mis previsiones, una joven, quiza no era tan joven, cruzo junto a mi , e iba en bicileta, y yo en camino sosegado de peaton; y se cayo al suelo,por ella misma, sin daños físicos, junto a mi. Se levantó y me dijo con mal tono : " A ver si mira por donde va". Le agradeci mentalmente que no me tutease y le conteste, con cordialidad, que " a ver si es usted menos torpe con la bicicleta". Me aplaudieron , con una sonrisa de simpatía, los peatones de mi edad; y los menos jovenes me miraron y no pidieron la intervención de los mozos de escuadra para que me internaran en un frenopátíco, por que no se les ocurrió, como tantas cosas.
Y luego estan los del casco.Decía hacer unos días que una de las mejores pretensión de los españoles, es ser lo que no somos. Con el casco los ciclistas se acercan, simbolicamente a los motoristas; pero a los moteros de la Harley . Llevan casco como ellos y van por donde las da la gana y a la velocidad que quieren. Deben de echar de menos el ruido. Fantástico. Y todo ello con poco dinero y con capacidad real para atropellar a ancianos desvalidos y flojitos. Los ancianos mas potentados llevan del brazo a una persona joven, generalmente de hispanoamerica. Y con esos " macizos" , no se atreven.
Todo el clamor de los velocistas es que les permitan ir por la acera, llena de paetones, en la misma dirección que tengan los coches de la calzada. Habrá mas victimas. Los ancianos seguirán creyendo que este país es un Estado lleno de normas protectoras para andar tranquilamente como peatones. Y los velocistas , no. Los ciclistas desean una norma que no limite su deseo y su libertad de ir por donde les conduzca su intrépida vida juvenil . Este Maragall ha sido siempre muy sorprendente. Le deben echar de menos en el partido socialista; o, quizá, de mas.