jueves, 21 de marzo de 2013

El velocipedo

 En un determinado momento de la vida, pequeñas  grandes cosas adquieren la relevancia inusitada de los problemas sólidos.

Por encima de la ligera lectura de los artículos de  tantos entendidos sobre la maltrecha, o no, economía  de los españoles, de algunos españoles,  debo hablar de  la supervivencia en mis paseos por las aceras de Barcelona. Hoy  quiero reflesionar  sobre el velocípedo o bicicletas urbanas . Todo ello  con fundamento en las ideas del que  fue alcalde  de Barcelona , Sr Maragall. Su trayectoria política  es histórica. Y así, por ejemplo,sin necesidad, decidió alterar el estatuto de Cataluña. Y en ello estamos y en sus consecuencia. Y lo hizo por o para  sin inteligencia de convivencia- hay muchas clases de inteligencias--,también propicio el enfrentamientoo con el resto de España. Por ello  estamos donde no debieramos estar.

Pero hoy   me quiero referir a otra faceta urbana del alcalde Maragall: El velocípedo o bicicleta. El alcalde Maragall,  propició con extraordinario entusiasmo el uso de la bicicleta por las calles de Barcelona. Hay calles que son   alentadoras para ir  en bicicleta; y otras que son  mas asequibles a  ganadores de montaña del Tour. Por ejemplo : la calle Muntaner y todas aquellas que afluyen o ascienden hasta el Tibidabo. Subirlas a pie es un   esfuerzo tan cierto como penoso. Pero son cosas de las apariciones políticas de los iluminados, por la gracia divina, en esta materia  tan sutil y de fe. Yo solo creo, con reservas, en las apariciones de Fatima y Lourdes.  Por eso no tuve mucho predicamento entre  algunos  lectores. Pero hay,  y bueno es reconocerlo, una admiración  por  la bicicleta, por regla general  como deporte urbano , y , tambien,como indice de cierto "status" social.

Y luego hay otra adoración mas apasionada por la bicicleta : La de los ciclistas por  quieren ir por la acera de los peatones como si se tratase de un  velodromo.  Pero  estos han de cuidar su integridad física. Pero no la de los peatones. eso no les ocupa. Desde su  perspectiva, en la calzada  hay coches  agresivos. En la acera solo peatones, tan frágiles y muchos de ellos   proclives a causar baja en la Seguridad Social.  Por las aceras, van  en contra dirección de los automoviles de la calzada.  Y les ganan en la carrera. Si fueran en la misma dirección,  habría que suprimir mas peatones. obstaculos  dispensables en una carrera de rapidos  movimientos que se podian preveer  en su camino hacia el lugar donde tomar el aperitivo. Hay que darles  facilidades.  Si no encontrarian los cubitos del hielo  deshechos.  Solo en una ocasion,la única hasta ahora,gracias a mis previsiones, una joven, quiza no era tan joven, cruzo  junto a mi , e iba en bicileta,  y yo  en  camino  sosegado de peaton; y se cayo al suelo,por ella misma, sin daños  físicos, junto a mi. Se levantó y me dijo con mal tono : " A ver si mira por donde va". Le agradeci mentalmente que no me tutease  y le conteste, con cordialidad, que " a ver si es usted menos torpe con la bicicleta". Me aplaudieron , con una sonrisa de simpatía, los peatones de mi edad; y los menos jovenes me miraron y no pidieron la intervención  de los mozos de escuadra para que me internaran  en un  frenopátíco, por que no se les ocurrió, como tantas cosas.

Y luego estan los del casco.Decía hacer unos días que una de las mejores pretensión de los españoles, es ser lo que  no somos. Con el casco  los ciclistas se acercan, simbolicamente a los motoristas; pero a los moteros de la  Harley . Llevan casco como ellos y van por donde las da la gana y a la velocidad que quieren. Deben de echar de menos el ruido. Fantástico. Y todo ello con poco dinero y con capacidad  real para atropellar a  ancianos desvalidos y flojitos. Los  ancianos mas potentados llevan del brazo a una persona  joven, generalmente de hispanoamerica. Y con esos " macizos" , no se atreven.

Todo el clamor  de los velocistas es que les  permitan ir por la acera, llena de paetones, en la misma dirección que tengan los coches de la calzada. Habrá mas victimas. Los ancianos seguirán creyendo que este  país es un Estado lleno de normas  protectoras para  andar tranquilamente como peatones. Y los velocistas , no. Los ciclistas  desean  una norma que no limite su deseo y su  libertad de ir por donde les conduzca  su intrépida vida juvenil . Este Maragall  ha sido  siempre muy sorprendente. Le deben echar de menos en el partido socialista; o, quizá, de mas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario