jueves, 26 de septiembre de 2013

Alemania

El triunfo de la canciller Merkel ha despertado una cierta conplacencia en los multiples y variados comentaristas de prensa, radio y televisión. Con ese ambiente periodistico,me da la impresión de ser un residente en el departamento de Schleswig-Hostlein, junto la frontera danesa al leer, oir y ver a tantos tertulianos confiando en que el éxito de la canciller alemana aportara sus beneficiosos resultados para España. No creo en esos benéficos resultados para nuestro pais, quebrado y con la dificultad de tener la pierna rota para caminar erecto y aguantar el temporal de agua, viento e intemperancias de toda clase que la mala política propia no ha deparado. Dicen que los alemanes nos quieren mucho a los españoles. La cuestión es saber como nos quieren y para que nos quieren. Hay alemanes que recuerdan al viejo dicho del torro Belmonte de que " hay gente para to". Hay alemenes de Alemania, y alemanes de otra cosa peor. Desde la primera guerra franco-prusiana, por las discrepencias entre Paris y Berlin para nombrar un heredero, el principe Leopoldo de Hollenzollern-Sinmaringen, pariente del rey de Prusia, para el trono de España, que ese fue el origen de la trifulca que pagaron, sus vecinos del Oeste, los franceses, viendo desfilar a las tropas alemanas por los Campos Eliseos.Lo que han pagado los vecinos de Alemania, en el Este,es otro capitulo de la vida de los polacos. Los alemanes son unos personas excepcionales, con capital humano de primera potencia industrial y mecanica. Despues, los eficaces y meticulosos alemanes han declarado varias guerras de exterminio. Y creo que suele ocurrir que cuando se dejan llevar por el entusiasmo de su potencial, hay pocas fronteras sólidas. Por otra parte, poco o nada tenemos que ver con los alemnaes. Viven en otro mundo, de otra manera y para otras cosas. Y eso a mi, un paciente y casi desvalido anciano y habitante de un pais del sur de Europa, me preocupa, por lo menos. A los rusos, tambien. Los sovieticos se opusieron todo el tiempo que pudieron a la reunificacion.Una Alemania, potente, "uber alles", puede tener caminos inexcrutables. A mi , los caminos inescrutables ya me sobran, y por exceso,con los de Dios. No es que sea necesario ser optimista como alternativa a pesimista. Es que Alemania va frecuentemente por su cuenta y riesgo. Y para nosotros, tan ingeniosos, tan alegres y muy generosos , los miles kilometros que hay de tierras de por medio, me parece poco.No me alegré por el triunfo de la derecha alemana. Mas bien me hace confiar en que esos alemanes tan trabajadores y tan suyos entiendan que el sur de Europa es otro mundo, distinto humanamente , con costumnbres diferentes y, en ocasiones, y hasta buenas y decentes para convivir con ellos ; pero nosotros a la reciproca, tambien.

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