miércoles, 22 de mayo de 2013

la vida al dia

Acabo de leer un libro sugerente e interessante: "Cartas a Shofie Volland" de Denis Diderot. El libro  un  profundo   pozo  de  inteligencia, sensibilidad  y encanto. Los franceses, cuando dejan de ser chovinista, gabachos e impertinentes,   alumbran gente delicisosa. y especialmente lo hicieron en el siglo llamado de las luces .Y alumbraron, tambien, la Revolución, la unica que ha dejado a la humanidad un reguero de sangre y un mar de derechos y libertades eternas. La única queja del libro editado es la traducción. Me parece un exceso decir que  se fueron de "pic nic",  (sic), en el texto sin entrecomillar, Diderot y d´ Alambert. Es aconseble su lectura en estos tiempos tan pesados  como el plomo, llenos de gente listilla que  dicen que arreglan , con  escasas  ,  ademas  de torpes  y vulgares, veinte lineas, un pais  casi al punto del descalabro. Cuanta tristeza.

 Siempre hay un punto de inflexion en todas las alegrías  en la vida, cuando en vez de contarla por años, la cuentas por dias.

En unos de las últimas páginas, Diderot dice de si mismo:"Yo creia que las fibras del corazon  se hacian mas coriáceas con la edad. Y no es asi. dice que cuando alguien ha entrado en el corazón no sale si no con desgarro y es una herida que jamas cicatriza bien" . Es como un jarrón que rompemos. Se pegan los trozos, se mantiene  la linea de su belleza  que  sigue igual; pero, si te acercas ves, las rayas de la ruptura, el desgarro. La realidad, siempre tan quejosa,  dice  como Diderot,   que  me he vuelto una persona, enferma, impaciente y friolera. A una edad casi concluyente de la vida,todos estamos enfermos, impacientes y frioleros.

'Ah/ el frio del corazón. Se traslada  a  la epidérmis especialmente cuando alguien  ha de salir con fuerza de tu corazón. Las personas de edad no deberiamos caminar solos. Cada día, cuando acabo de dar mi   solitario paseo matinal, o vespertino por los parques alrededor de mi casa, en Barcelona ,o en los campos próximos a la masía de Solsona, se me entumece el amor por las personas, me vuelvo impaciente, enojado conmigo mismo. Y me disculpo generosamente. 

Lo que mas me ha sorprendido  de las reflexiones bellisismas   e intimas de Diderot,es lo de friolero. No ha tenido abrigo, como prenda de vestir; los otros abrigos  afectivos no me han faltado. Hace dos años  me compre el primer abrigo. En Burgos, recuerdo que a las personas que en invierno no llevaban abrigo se las llemaba, o les llamabamos, cortafrios, con referencia al instrumento o la herramienta de acero de los artesanos de la piedra. Yo era uno de los cortafrios  en Barcelona   que es y tiene un amable  y adecuado  ambiente  mediterraneo.  Siempre   el alma  se resiste a reconocer  el declive de tus fuerzas, como se empezina en olvidar la edad, los impulsos; pero no los afectos que hacen mas sensible ese corazón cada vez mas  temeroso  de las personas hirientes, al tiempo  desapacible, y a los sentimiento ligeros de la epedidermis.

Los sentimienos profundos son los que hacen desgarros en el corarón al salir y  son mas  permanentes en el olvido.Los otros son   como el paso  serio que damos  cada momento,  y cada dia que fortalecen  el conocimiento, la inteligencia y la educación.


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