jueves, 20 de junio de 2013

La experiencia

Decia La Rochefoucauld, "pocos saben ser viejos". Es muy dificl saber cuando se pasa la raya de la ancianidad, como es dificl saber si estamos en primavera, ahora mismo, y son  solo los  últimos coletazos del invierno desapacible que se nos   ha colado  casi a finales del mes de junio. Si la propia naturaleza es una pura incertidumbre  en cada época, se puede figurar las dudas sólidas de cuando estamos ya, irrevesiblemente  en la vejez , sin darnos cuenta de que ese arte de envejecer es tan dificl como el arte de ser joven, de ser padre y de ser ciudadano  municipal.

Ahora el nuevo gobierno de  España ha hecho publico su esfuerzo   en la esperanza por cambiar las leyes que regulan , o debieran hacerlo, las administraciones públivas. Siempre recuerdo la frase de un viejo catedratico de Derecho administrativo que decía, en medio del asombro de sus alumnos, entonces muy disciplinados, que a las administraciones lo único que les pasaba es que alguien  , incordiado por alguna rama de la administración, estado, provincia o municipio,  y  en Cataluña, además, las comarcas, se le ocurrió añadirle la  calificación " pública", por sus referencias  a la conducta   perturbadora de   las mujeres que tiene la misma determinación  funcional.

Examinado , a todas ellas, con un cierto escepticismo, sin  añadir unas gotas de cinismo, el presidente Rajoy ha sido de una sensatez registral, cuando dice que no son mas que recomendaciones. Así las tendrán en cuenta todos los ayuntamientos,las  diputaciones , corporaciones locales de cualquier clase y categoria para recibir las nuevas propuestas. No puedo alejar de mi mente, la peculiar consideración de  muchas  personas, públicas y privadas, en  España que consideran que las leyes son para, y mas o menos amables, hacer  recomendaciones. E  incluso cuando la história  sagrada  nos  señala  que son " los mandamientos de la Ley de Dios".

De una manera formal y material  ha participado de la Administración Local, toda mi vida profesional y humana . Y  he seguido  coin entusiasmo las suesivas  incidencias de la legislación del llamado Regimen Local; desde la Unversidad, con las sensacionales y  curiosas lecciones de Pi Suñer, que recordamos con deleite, todos los que pasamos por sus clases. Los ayuntamienros son unos entes, llamemosle así, dificiles, complejos  en su conducta  por la proximidad  al  vecino-cuidadano. Cuando hay un cuestión administrativa que no funciona bien, la queja mas inmediata  la recibe en directo el concejal de su barrio. Y cuando las  cosas  municipales, por llamarlas   de manera sencilla, van bien, nadie da las gracias, basándose en esa frase tan manida, tan cruel y tan inoportuna, de que " para eso cobran".

Y de las carencia económicas de los ayutamientos, ese es un libro entero, escrito en muchas modalidades, de miles de páginas, empezando por la história  farragosa de un banco que existía , entonces que se llamaba Banco de Credito Local. Se  hundió en la desgracia, como no podia ser de otra manera. Cada ayuntaniento necesita un Banco de España; y tambien, ahora, un Banco Central europeo para cada uno de ellos., Y, aun asi, no  creo que es suficiente. para todas las necesidades y todos los "caprichos" majaderos que se les puede ocurrir, en algunos casos. Las elecciones cambian las actuaciones  por  aquello de  que la escoba nueva barre muy bien. Lo que pasa es que, a veces, no se cambia la escoba, porque ya va bien para el barrido  que se pretende , o la nueva ya viene con servidumbres y manías. El problema municipal es inabordable por la ley. Figúrense cuando el Estado dice que hará   solo recomendaciones. Vaya por Dios-

Hay que saber  ser viejo ciudadano de un ayuntamiento. No  es  conveniente, casi nunca, pedir  peras al olmo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario