lunes, 4 de abril de 2011

siempre queda allgo

Este fin de semana, con aquello de la primavera, la continúa actualidad del hecho de la defensa de las personas contra las ingerencias insidiosas de algunos comunicadores, me ha originado una especie de salpullido ligero sobre las injuriaslas insidias y su publicación.


He leído un interesante articulo del Sr Pablo Salvador Codech, publicado en un diario , y referente a la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos en el asunto de "Otegi contra España y el lenguaje del odio". La sentencia ha condenado al gobierno español al pago de una indemnización a Otegi como consecuencia de otra sentencia española que le condeno a un cierto tiempo en la cárcel como responsable de un delito de injurias graves contra el rey de España. El Tribunal de Estrasburgo ha considerado que decir que el Rey es responsable de las mismas es parte de la libertad de expresión y que como también, se dice en el citado articulo, ha sentenciado el Tribunal Supremo de los Estados Unidos : "sofocar el discurso publico es peor que el daño causado por el lenguaje odioso".


En la primera hoja de un libro manual, editado, hace muchos años, para los alumnos que seguían mis docencias en la Universidad Autónoma, se recoge la siguiente frase de Alexis de Tocqueville: "En materia de prensa no hay termino medio entre la servidumbre y la licencia; para cosechar los bienes inestimables que asegura la libertad de prensa hay que cometerse a los inevitables males que origina". En eso sigo. Pero con matices,


El articulo que comento del Sr Salvador Codech, concluye."Mas acaso frente la banalidad del odio mejor seria hacer oídos sordos".


No estoy de acuerdo con los oídos sordos. La paciencia, la indiferencia o la ignorancia ante algunas opiniones injuriosas, conduce a que las insidias se conviertan, en ocasiones, en infamias, y en calumnias.


Trasladar las reflexiones , a si por las buenas, del Tribunal Supremo de los Estados Unidos a la situación de España y el sistema de información, muchas veces insidiosas de algunos protagonistas de la vida de la comunicación publica, es un poco peligroso. Aun viniendo la sentencia del interprete de la constitución americana. Vamos dejarles un poco aparte en relación con la costumbres de España, aunque allí también tuvieron una guerra civil por la igualdad de las personas.


Es indudable que los tribunales españoles, casi en general, conceden protección a la libertad de expresión y de la libertad de información sobre las demandas de protección del honor o el prestigio de las personas. Hay una doctrina consolidada de sentencias, una doctrina consolidada de autores, con comentarios y disquisiciones sobre la importancia de la libertad de expresión sobre los demás derechos de las personas.


Pero no , en general. El Tribunal Constitucional español ha elaborado un principio muy justo y muy adecuado. No hay derechos ilimitados. Ni libertades ilimitadas. La prueba es que el que ejerce la libertad de expresión ha de hacerlo dentro de un respeto a la verdad, ha comprobado previamente esa verdad que esgrime, antes de su publicación ; el respeto a la vida y las acciones de las personas no notoriamente publicas; y que se entiende por notoriedad. Hay matices para alertar los que creen que hay que hacer oídos sordos ante cualquiera ataque informativo , muchas veces reiterado,insistente y pernicioso de una determinada actitud , supuestamente informativas, que conducen a tener que oír ataques constantes por muchos oídos sordos que se planteen y tratar de defender.


Los oídos sordos están de acuerdo con una actitud singular y excepcional. Pero no para las personas que tienen una cierta vida publica no necesariamente política. En fin: los que por una u otra causa, alcanzan notoriedad en la vida social.


Los limites que hoy existen la libertad de información o /y en la libertad de expresión son fruto de las exigencias de respeto a la vida privada y al honor son la consecuenia de la lucha jurídica y judicial de personas que decidieron que tenían derecho al olvido y no la obligacion de soportar el lenguaje del odio.


Ahora es posible que algunos crean que el lenguaje del odio esta amparado por los oídos sordos.No es así. Luche usted por sus derechos y por sus libertades, ante los tribunales. Que algo queda de la batalla judicial y juridica ; y de la planteada ante el Tribunal de Garantias. Algo queda en la doctrina de defensa de las personas. Algo queda.Por lo menos su conciencia de no soportar lo innecesario a su derechos como persona amparada por una constitución. Hay que ver siempre hasta donde.

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