lunes, 6 de junio de 2011

VIEJOS AMIGOS

Hace algun tiempo leí un aparente sortilegio atribuido al rey Alfonso de Aragon, o al menos así lo decía el refundidor del texto, que la vida era maravillosa cuando era posible acompañarla, cada dia, cada hora, cada instante de felicidad con leña vieja para quemar, vino viejo para beber, viejos libros para leer y viejos amigos para hablar.


La relación de todas esas actividades humanas es en la vejez cuando mas se necesita. Vieja ha de ser leña,el vino, los libros y los amigos. En ocasiones es difícil reunir todas estas virtudes circunstanciales para dar calor a la vejez. Creo que uno es viejo por un dato objetivo: cumplir los ochenta años. A esta edad, antes los tiempos se cuenta por edades, años, por meses o por dias; a esa edad, por horas.


La leña vieja es posible encontrala, pagando; los vino viejos se compran; los libros viejos se tienen; y los amigos han de conservarse a lo largo de los años. Pero asi como la leña, el vino y los libros son viejos por circunstancia objetiva, el paso de los años, los amigos son viejos por actitudes personales de fidelidad, de afecto, de sentimientos comunes y de paso pro la vida como un abrazo resistente, sólido,entrelazado de cariños, de dedicaciones y de entregas mutuas. Lo de los viejos amigos es una prueba de la fragilidad humana en sus afectos. Cuantos los amigos se quedan la cuneta del camino. Y se les ve, caídos, que alzan la mano para pedir ayuda, para pedir apoyo en la amistad . Y no es posible porque fue roto el lazo de suave y duro trenzado por decisiones equivocadas. Y cuando algo se rompe, es posible pegarlo con un adhesivo. Pero la raya de la ruptura existe, y el olor del pegamento es percibido a pesar de la colonia del arreglo, del apaño querido.


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Volver siempre es una condición humana de la generosidad. Pero también de poder volver a hacerlo. En los afectos, siempre queda ese requicio del mal hecho, de la ruptura, del olor al peganento.


Pero la vejez esta ahí, seria,apretando las ilusiones, cercenando nuestros pasos, apuntando hacia la no querida y mas temida quietud, hacia la soledad.

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