Una novela politica

El Boletin Oficial del Estado es una publicación que como su nombre indica es del Estado. Ahora se anuncia "on line". Inserta para todos los españoles las leyes y resoluciones que estamos obligados a cumplir. Esa publicación inserta, tambien, las sentencias del Tribunal Constitucional , las cuales hasta su publicación no tienen efectos jurídicos firmes.

Pero, he te aquí, que esa publicación oficial para informar a los españoles de sus deberes y de sus derechos, ha hecho pública una impresionante novela política referente a la desverguerza de unos delincuentes politicos con contenido excepcional y superior a cualquier otra novela policíaca.

El BOE del día 17 de agosto pasado, en el suplemento dedicado a las sentencias del Tribunal Constitucional, contiene la sentencia num.126/2011, de fecha 18 de julio, en cuyo relato jurídico se detallan los delitos constante y reiterados de las acciones políticas de Rafael Vera, secretario de Estado, de Luis Roldan, director de la Guardia Civil, y José Maria Rodriguez Corolado, jefede la policía del Estado, cúpula del poder político y policial del "felipismo", de ese mismo "felipismo" que ahora, se asoma a la campaña electoral, y pide a sus militantes que les voten, otra vez.

La sentencia a la que me refiero contiene una destallada y minuciosa relación de las actuaciones delictivas de esos delincuentes encumbrados a personajes importantes, por un partido político, que hizo de simples contadores y y listeros, jefes de la policia del Estado. No creo que hayan pedido perdón a sus correligionarios que les votaron. A mi no me tiene que pedir disculpas. Ni eso.

Cuando digo que es una novela de cincuenta páginas, asombra las actuaciones de persistencia en el saqueo de los bienes públicos, sin ni una sola advertencia de clase alguna, de los organos de fiscalizacion poltica. Es citado, en la sentencia, con detalles,cheques, números de los cheques que por millones de repartian cada uno de ellos, periódica y regularmente, de los bienes publicos, de todos, que ellos se atribuían sin mas. Y además lo ingresaron, sin ninguna disculpa, ni añagaza contable en sus cuentas personajes. El Sr. Vera intento justificar que ese dinero provenía de los negocios de su suegro, un humilde y modesto tendero de menudos de electricidad que jamas hizo ni declaración a Hacienda, ni declaración de bienes. El Sr. Vera defraudo, en beneficio propio, y parte de lo que dió a sus compinches, que se sepa, cerca de ciento cincuenta millones de pesetas

Pero hay dos detalles enternecedores. Rafael Vera pidió al Tribunal que excluyera del embargo y de la afectacion y venta de una finca que había comprado con el dinero del fraude y del engaño, porque era su domicilio habitual y no tenia donde ir (sic). el Tribunal se lo concedió. Ignoro si todavia esta viviendo en esa finca, pero puede recrodarselo a los embargados y subastados por creditos de los bancos y que cada dos por tres salen en la television publica pidiendo caridad. El otro detalle enternecedor es que la sentencia tiene un voto particar de un magistrado del Tribunal en la que pide, a los demás magistrados del Tribunal, aplicar un tecnicismo, para otorgar el recurso de amparo a todos ellos. Este Tribunal Constitucionl ha dedicado cincuenta páginas del BOE a justificar el saqueo, reconocido y avalado por respectivas sentencias del Tribunal Supremo, los caudales públios del Estado, por unos delincuentes, que lo fueron por ser del partido socialista . Este Tribunal no admite a tramite nada mas que doscientas de las seis mil demandas de amparo que cada año acuden a sus puertas pidiendo justicia. Un muchísimos casos, recursos de amparo fundados en omisiones o actuacioens de la Adminustración pública en la que han figurado con cargos estatales, los Vera, Roldan y Rodriguez Colorado.

Lea la sentencia, por favor. Son cincuenta páginas que recoge unos hechos delictivos que esperamos no se vuelan a repetir. Sin embargo,despues de leer los hechos del saqueo del Palau de la Música y del Caja "CAM", se pueden tener dudas razonables de que no vuelvan a ocurrir.