jueves, 15 de septiembre de 2011

la lengua hablada

En muchas ocasiones, cuando viajas por España, el " país" para algunos poco documentados políticamente, la gente te pregunta por los problemas linguistic0s de los que vivimos voluntariamente y no por nacimiento, en Cataluña; y no digo eso tan manido: " este país". Este país y ese país tienen nombres históricos.


No hay problemas lingüísticos específicos o generales en Cataluña en la realidad de la vida de todos los que aquí vivimos. De siempre. Otra cosa distinta es lo que dicen algunos diarios y de lo que hablan algunos políticos. En cuando a los primeros, la realidad es que su audiencia de lectura es tan baja que , a veces, da igual a los efectos de una lectura esencial, lo que digan .En realidad lo dicen, algunos, es para congratularse con el subvencionador. Y eso es perfectamente comprensible y hasta disculpable en una tolerancia amable y hasta afectuosa. Los políticos están en su carrera para salir elegidos y vivir, y comer, al margen de los problemas reales que tienen sus electores. De los problemas de sus votantes se preocupa mucho menos, mientras no sean, también, sus problemas como ciudadanos.


No acercamos a las elecciones generales del veinte de noviembre. Y hasta entonces, el ruido de las voces, gritones de algunos políticos es agobiado. Pero es lo suyo. En España hay una política de divertimento y gracietas, muy cara.Pero no tenemos otra, desde siempre .Y hay que seguir y evitar en las elecciones votar a los últimos de la clase que son los que nos gobiernan. No nos merecemos estos políticos; pero menos nos merecemos las dictaduras de nadie. En la democracia y ahora parafraseo de Tocqueville, no es posible vivir en democracia sin aceptar los males que, en algunos aspectos, tiene. Entre ellos, la corrupción. En otros países, en algunos, los jueces arreglan esos desaguisados, con justicia cierta y pronta. La libertad es un bien mensurable; con vicios de aplicación. Pero es insustituible. Acabo de leer que Mario Conde, el que fue presidente de Banesto, un financiero, que hundió todo un banco nacional tan importante, dice que nos podemos fiar de los políticos. Es posible. Pero de lo que no podemos fiarnos es de algunos banqueros o financieros, a la vista de lo que su política financiera ha conducido a la sociedad actual, y en algunos casos, por decisiones erróneas probadas y sentenciadas.

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