martes, 26 de junio de 2012

la decadencia de la intimidad

Hace muchos años ,in hilo tempore, como dicen los clásicos  coincidí en un congreso de abogados con un catedrático de derecho procesal: Don José Almagro Nosete; asistía al congreso como catedratico; y  hablé mucho con el durante las jornadas del congreso; y,despues, en la antesala de embarque del aeropuerto de la ciudad en la que estábamos; como es facil deducir en aquella antesala se sumaron las horas perdidas y las conversaciones sobre todo lo util y lo inutil se prologaron con  feliz coincidencia en muchas cosas; poco después fue nombrado magistrado del Tribunal Supremo. Tenía una extraordinaria trayectoria jurídica y personal intachable. Y ahora esta jubilado.Pero sigue escribiendo en los "papeles";  papeles o diarios jurídicos.

Lo último que ha publicado se titula "Decadencia del derecho a la intimidad". Debo aclarar que hay dos derechos practicamente superpuestos en esto de la "intimidad". Una cuestiones es la intimidad y otra la privacidad. Intimidad  ampara las acciones mas personales de muestra vida individual; por decirlo de una manera gráfica, como  la suelen hacer los americanos en su interpretación de la justicia; se trata de las relaciones de dentro de la puerta, de la casa; esa es la vida privada. Otra cosa en la privacidad que viene definida por las leyes españolas como la actividad dentro de los parametros  desarrollados  fuera de la puerta de la  casa  y que practicamente disminuye cuando la personas tiene una notoriedad pública o son personas con funciones públicas. La notoriedad pública la tienen  todas las personas o personajillos que buscan la publicidad de manera expresa para  soportar su carrera artistica, por decirlo de una manera genética y ámplia.

 Pues bien; estos días, el pais ha asistido casi con el aliento contenido a las aventuras y desventuras de una aparentemente buena persona que no consideraba su vida  privada como posible objeto de miradas escrutadoras. El Sr Divar ha dimitido de sus cargos;  pero no ha defraudado a la hacienda pública ni un solo euro. Lo ha dicho el Tribuna Supremo. Pero el Sr. Divar ha originado un terremoto  polítco y judicial con sus cenas con otra persona  en las noches  supuestamente pecaminosas de Marbella, cenas que se repetía insistentemente durante años. Y el otro comensal era un amigo, sin mas calificativos nefandos. El magistrado no ha sabido seguir la regla de oro de los abogados: el abogado que se defiende a si mismo tiene por defensor a un burro. Este es un axioma aqui y en todo el mundo, mundial. Si cada uno  que cena con un amigo, pagando el que pague, sale en los diarios- que es posible por lo que luego diré- con insinuaciones malevolas, estariamos perdidos. Claro que, en ocasiones, pueden decir los diarios lo que hacen  casi siempre: decir, sin comprobar lo que les parece.

Esto viene a cuento o corolario de que otra persona por la que tengo un gran afecto, desde la universidad, Francescs de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional, ha publicado un artitulo sobre los rumores y las insidias de los diarios sobre la inseguridad  personal y fisica  y el miedo impune que se produce entre los ciudadanos,  la publicación de noticias sin confirmar sobre el euro, la economía, el rescate--  definición que ha llenado páginas de los diarios contrarios al gobierno  actual y no al anterior al que protegieron sin tasa y sin razon, empeñados  en  amarganos la vida, ya de por si precaria--
y toda la inmensa incertidumbre que se asoma en el horizonte del pais, del paisaje y del paisanaje.

Como ha dicho repetidas veces, con escaso existo que yo sepa, los darios españoles estan a  la cola de los europeos en su difusion. No es porque el español medio no lea diarios. Lo que no quiere es leer aventuras y, además, pagar el precio. Para eso ya tiene la television nacional, tan gratis como las autonomicas y con el mismo indice de veracidad en sus noticias y con tanta subvencion como  pensionistas.



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