lunes, 20 de febrero de 2012

Las limosnas

La limosna es lo que se da a los pobres por caridad, dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua. También se puede referir a las subvenciones que otorga los entes públicos a sus dependientes mas aventajados; preferiblemente a los correligionarios. Sea lo que fuere, las ayudas o subvenciones forman una red de telaraña interesada en la que están metidos casi todos los hidalgos y además ingeniosos españoles.




Acabo de presenciar en parte. toda es mucho, lo que se llama la popularmente " la gala de los goyas", festival cinematográfico calcad0, punto por punto, y con las, comas, al festival americano de los "Oscar". Aquí ese festival ha costado cerca de 700.000 euros. Supongo que de las finanzas del Estado.Las copias pueden ser buenas o un pegote. Depende de la cantidad de dinero que se destine a esta "galas" o "festivales ". Me refiero a dinero publico, el dinero que se recauda con los impuestos y tasas a los ciudadanos inermes, en muchas ocasiones, ante la Administración recaudadora muy puntillosa sobre los gastos.




Resulta que hace dos días , un comentarista avieso y poco cinéfilo, por lo que parece, ha publicado un dato interesante. El noventa por ciento de las películas españolas no alcanza a cubrir los gastos con los ingresos de las taquillas al publico de los cines.




Estas películas tuvieron la otra noche, una presentación espectacular para premiar a las mejores, elegidas entre ellos. Fue como en años anteriores, un despilfarro de lujo. No entraré a enjuiciar las gracietas o las gracias de los presentadores, la interminable cita de primos y demás parientes y los gozos maravillosos de los que fueron premiados. Seguramente su arte se lo merece.




Pero todos estos premios, y sus fabulosas escenas de lujo "gramour" (sic) se puede resolver mejor en un país en las últimas de su economía, con los bolsillos vueltos del revés, con una nota en facebook o en correo electrónico de la Academia de Cine, en la que actúa un viejo conocido mio del Teleexpress, el Sr Campo Vidal, de cuyas peripecias me he hecho cargo hace poco tiempo.




No ahorrariamos con este nuevo sistema de entrega de premios una gran cantidad de dinero público. Pero eso si nos perderíamos las citas de los familiares, los amigos alejados y los enemigos de cada uno, que tienen ese minuto de gloria mundial del mundo. Los vestidos, los lujos de cada personaje, se lo pagan o se lo pagarán ellos, con lo que sirven de imagen a las cinco millones de parados que tenemos y una economía familiar hundida en la miseria en miles de hogares españoles.




Quizá estas galas podrían volver a las galas que se sufragan sus gastos con los ingresos de las taquillas a las que acudíamos, cada vez menos, para ver una películas cuya calidad artística es cada vez peor.




Como pienso habría que cambiar, lo mas pronto posible, unas cosas con otras. Y todo irá mejor

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