jueves, 15 de marzo de 2012

El maltrato al viejo

Hace tiempo que se ha perdido, en los usos sociales de los españoles, la consideracion a la edad de las personas que se las llamaba "mayores". Ha quedado extraviada en los usos sociales, casi en los familares y olvidado en las oficinas públicas.

Precisamente en esas oficinas públicas es donde el mal trato a los viejos, asi se les llama, ha alcanzado mayores grados de agresión. No se trata de que no lleguen las conestaciones adecuadas a peticiones razonadas; no. Se trata simplemente de la agresión verbal- ya llegará la fisica,-a las personas mayores, a los jubilados que acuden a las oficinas públicas para pedir información. La información que piden no es sobre la corrupcion de los horarios de algunos funcionarios que acuden a su trabajo cuando les va bien y el dia que no tiene otra cosa que hacer, cuando quieren y que cuando regresan a su despacho en la oficina pública llevan la cesta de la compra que colocan indecorosamente debajo de la mesa de trabajo.

Esas anormalidades- que en la esfera privada del trabajo supodría,- si no interviene el comité de empresa sectorial y sindical-, una séria reconvención. Esas anormalidades, digo,
se acompañan ahora, y ayer mismo lo comprobé en una oficina pública, con gritos a la contestación solicitada; insultos a su entendimiento de las cuestiones planteadas y aislamiento y olvido de las posibles soluciones. Y una vez, humillado hasta el suelo,la conmiseración de respuesta a lo pedido.

En esas inmensas tertulias de radio, television y diarios en las que los tertuliandos se van cambiando de la radio, a la televisión y de ésta a los diarios, alterando las opiniones y los tonos dialecticos, nunca he visto una crítica a esta actitud de algunos de los funcionarios, quiza por que algunos de ellos son, tambien, funcionarios - y la clase es con la clase-, que bordean el código penal. Claro que veces esa alusión al código penal es que con la que amenaza a los peticionarios. No hay ni una sola referencia a los funcionarios que despues de insultar, bejar y aniquilar verbalmente al pobre peticionario le amenazan literalemnte con llevarles a los tribunales penales. Y así se resuelve la consulta sobre el alcance de económico de su petición.

Los abogados conocemos la llamada justicia de ventanilla. Habia en la oficina de registro de la Hacienda Publica, y del Tribunal Económico administrativo de Barcelona, cuando estaba ubicado a la via Layetana, cerca del edificio de Correos, un personaje que cuando presentaban los papeles de reclamación económica en el registro, inevitablemente oía la sentencia de una "justicia inmediata"- como en las peliculas americanas-. "No tiene razón y lo mejor que debe hacer es no presentar esos papeles"; y se los devolvía, con gesto airado, a atraves de la ventanilla. El novato volvía a su despacho y se lamentaba del mal trato.Ahora bien, se aparecía no el joven presentador, que podía ser cualquiera dedidamente documentado, si no el abogado, allí se acababa el problema y la "justicia de la ventanilla" de aquel expeditivo funcionario.

Hoy impera, en algunos lugares públicos, aquella "justicia de ventanilla" con los jubilados, anciados y personas disminuidas. Vamos prosperando en los usos sociales


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