Hoy recordaba una carta de Séneca sobre el retiro o la jubilación de las personas , cuando paseaba a media mañana, por uno de los parques de Barcelona, que esta situado junto a mi casa, en una suave y transparente matinal de otoño que unicamente se conoce y se disfruta en el aurea meditarrenea, con una leve brisa marina y la temperatura calmada antes del asalto humedo y envolvente, como lana amable del invierno , de este parte de España.
Digo que recordaba a Séneca en su carta sobre la "utilidad del retiro", de las pesonas, epístolas que siempre acababan así: "conservate bueno"
En la carta se narra la pequeña anécdota de un adolescente que caminaba separado de los demas, solo, a quién Crates, discipulo de Estilbon, (es mejor no entrar en detalles sobre los filosofos griegos ya que me perdería en el mar oceano de la mitología y las relaciones de los dioses y los humanos y humanas, digo, griegos y griegas ), le pregunta, Crates, repito, que hacia allí solo; el adolescente le responde,( copio): "Hablo conmigo mismo". A lo que Séneca en boca de Crates, le responde: " Ponte en guardia, procede con extremado tiento, ya que estás hablando con un mal hombre". Solos, según Séneca, somos cada uno y para cada uno, un mal hombre. O una mala mujer, depende de quien camine solo.
Y recordaba a Séneca en mis peripatético paseos, porque, en ocasiones, soy o somos un mal hombre. No hay casi nada que nos parezca bien. Las angustias se acentúan; los males se acrecientan, los dolores aumentan y la sensació tenaz de inutilidad llega a grados de paroxismo, sin sentido y sin verdad. Y carencia de respuestas o las respuestas ya las tenemos preparadas con nosotros mismos, para acentuar lo que pensamos solos. Dicen que el viejo que no rie es un necio, como el joven que no ha llorado es un salvaje.
Y me despierto de mis sueños , solo, del mal hombre, cuando, en mi pasear distraido , un niño montado en esas motos sin pedal, que usan como veloces lanzaderas pedestres , me atropella y me saca de mi ensimismamiento de mal hombre y veo la vida clara y nítida como es el otoño en un parque de colores ocres, amarillos y castaños de los arboles del parque de Barcelona.
La Bíblia explica que Dios viendo su creació del hombre dijo: "No es bueno que el hombre este solo". Y creo a la mujer. No es bueno que el hombre, que el anciano esté solo. Caminar por los jardines y aceras de esta ciudad del Mediterraneo es no estar solo por muy poco tiempo. Siempre hay un niño que te atropella, o lo intenta después de sortear a cinco o seis patines a la vez, y te devuelven a la compañía del otoño, suavidad prolongada de las mejores aires del año. Dejas de ser un mal hombre.
lunes, 28 de octubre de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario