lunes, 28 de octubre de 2013

El mal hombre

Hoy  recordaba una carta de Séneca  sobre el retiro o la jubilación de las  personas ,  cuando paseaba  a media mañana, por uno de los parques de Barcelona, que esta  situado junto a mi  casa, en una  suave y transparente matinal de  otoño que  unicamente se conoce y se  disfruta en el aurea meditarrenea, con una leve  brisa marina y la temperatura calmada antes del asalto  humedo y envolvente, como lana amable del invierno , de este parte de España.

Digo que recordaba a  Séneca en su carta sobre la "utilidad del retiro", de las pesonas, epístolas  que siempre acababan así: "conservate bueno"

En la carta se narra la pequeña anécdota de un adolescente  que caminaba separado de los demas, solo,  a quién  Crates, discipulo de  Estilbon, (es mejor no entrar en detalles sobre los filosofos griegos ya que  me  perdería en el mar oceano de la mitología y las relaciones de los dioses y los humanos y humanas, digo,  griegos y griegas ), le pregunta, Crates, repito, que hacia allí solo; el adolescente le responde,( copio): "Hablo conmigo mismo". A lo que Séneca en  boca de Crates, le responde: " Ponte en guardia, procede con extremado tiento, ya que estás hablando con un mal hombre". Solos, según Séneca, somos cada uno y para cada uno, un mal hombre.  O una mala mujer, depende de quien camine solo.

Y recordaba a  Séneca en mis peripatético paseos, porque, en ocasiones, soy o somos un mal hombre. No hay casi nada que nos parezca bien. Las angustias se acentúan; los males se acrecientan, los dolores aumentan y la sensació tenaz de inutilidad llega a grados de paroxismo, sin sentido y sin verdad. Y carencia de  respuestas o las respuestas ya las tenemos preparadas con nosotros mismos, para acentuar lo que pensamos solos. Dicen que el viejo que no rie es un necio, como el joven que no ha llorado es un salvaje.

Y me  despierto de mis sueños , solo,  del mal hombre, cuando,  en mi pasear  distraido , un niño montado en esas  motos  sin pedal,  que usan como veloces lanzaderas  pedestres , me atropella y me saca de mi ensimismamiento  de mal hombre y veo la vida  clara y nítida como es el otoño en un parque  de colores ocres, amarillos y castaños de los arboles del parque de  Barcelona.

La Bíblia   explica que Dios viendo su creació  del hombre dijo: "No es bueno que el hombre este solo". Y creo a la mujer. No es bueno que el hombre, que el anciano esté solo.  Caminar por los jardines y aceras  de  esta ciudad del Mediterraneo  es no estar solo por muy poco tiempo. Siempre hay un niño que te atropella, o lo intenta  después de sortear a cinco o seis patines  a la vez, y te devuelven a la compañía del otoño, suavidad prolongada de las mejores aires del año. Dejas de ser un mal hombre.

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