El periodismo y la publicación de artículos en los diarios de información general son el objetivo de muchas personas, casi siempre señoritos. Es lo que llama en el argot periodístico a los colaboradores quienes ejecutan la colaboración del diario con sus opiniones de cualquier clase y razon , dentro de la generosidad que preside la dirección de los diarios. Digo generisidad y no retiro la palabra, ya que soy consciente de haber publicado brillantes bobadas de colaboradores asíduos que, por su habitualidad creían- y siguen creyendo- que lo pueden decir casi todo.
Estos señoritos del periodismo, que me recuerden aquel viejo chiste andaluz , de la muchacha llama a la puerta del dormitorio del hijo del amo del cortíjo y dice: "Señorito son las siete y media", ( de la mañana, necesaria aclaración para el chiste, pero bien podian ser las seis y media de la tarde para el señorito). Y le responde una voz adormecida: "Si son las siete y media no me llames señorito".
Estos señoritos que dejan su artículo en el mesa del vestibulo del diario y se van a vivir bien en sus cosas que no tienen nada que ver con lo que ocurre en la redacción, entre los periodistas y entre ellos mismos y la empresa de los periodístas, llevan unos dias diciendo que el periodísmo actual está en "la trinchera". Y hablan de un "periodismo de trinchera", referido a los que, en sus opiniones de verdad atrincheradas, disparan, por encima del borde del parapeto, con otros señoritos de colaboración que tambien disparan por encima del borde de otras trincheras .
A propósito de trincheras, he recordado en varias ocasiones, por idénticas razones, cuando he hablado con estos periodístas señoritos, disciplicentes casi siempre ante los profesionales del periodísmo escrito- que es el que conozco- y con el aire de señorito sabio dedicado a otros menesteres, más rentables claro el libro de "Sin novedad en el frente" de Remarque. El autor famoso por su brillante libro contra la guerra, describe en un capítulo que cuando pasaba un tren lleno de soldados que marchaban a un frente de la primera guerra mundial, en uno de los famosos e históricos vagones de madera, abiertas las puertas,en las que se asomaban varios soldados que contemplaban a una muchedumbre enfervorizada en el anden de la ciudad de Niza . En ese anden estaba un joven colgados ambos brazos en dos espléndidas jovenes, escribe Remarque, gritando " Pour la France" y agitando sus brazos de alegria hacia los soldados treneros. Y uno de ellos le dice al joven entusiasta del anden: " Sube; todavia hay sitio". Y no subió." Sin novedad en el frente", es la história dramática de que en la última jornada de la la Gran Guerra, con el armisticio firmado, siguen muriendo soldados de reclutas forzosas ,en las trincheras por la mayor desidia de sus oficiales.
En las trincheras del periodísmo se está con el barro hasta la rodilla, fango creado por las algunas empresas periodísticas que hacian firmar recibos de salario a los periodístas de trinchera en los que ponía en la hoja salarial.: " firma o huella dactilar", hasta que esos periodistas de trinchera que vivían de la soldada, se negaron a cobrar con la firma de esas recibos. Y vivían , tambien es un decir, de ese sueldo triste y corto. Los periodístas de trincheras sí que soportan que algunas empresas no publiquen noticias nefandas sobre sus amigachos. Y por no morir de tristeza por el trato desconsiderado y de hambruna social y de penuria humana aguantan la lectura y, después, la publicación de las bobadas, si las bobadas , de algunmos señoritos, colaboradores. Y siguen en las trincheras de verdad, aguantado por su profesión idealizada y por encima de las bajeza que tienen que soportar de algunos señoritos colaboradores que en la trinchera de la guerra real periodística , son como los oficiales estampillados de la guerra civil española, o de algunos oficiales del desastre de Annual, a uno de cuyos soldados de aquella tragedia, de aquel debacle tuve el honor de oir su profesionalidad de soldado de trinchera.
Abandonen el anden y se monten, de verdad, en el tren de la democrácia representativa. Y menos práctica displicente contra los que aguantan en la trinchera.Es la que no están, conscientemente para no saber lo que de verdad pasa en España y para estar sentado en su despacho acolchonado.Y sin bajar realmente a la trinchera, criticando , sin razon ,el espectáculo de España .
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