jueves, 17 de octubre de 2013

La trinchera

La necesaria lectura de la actualidad de cada dia, casi toda ella a traves de las páginas  de internet , suscita en cualquier persona interés por  opiniones, noticias y pareceres, ya    que vivímos, es un decir, atropellados por las incidencias de cada día.

El periodismo y  la publicación de artículos en los diarios de información general son el objetivo de muchas personas, casi siempre señoritos. Es lo que llama  en  el  argot periodístico a los colaboradores quienes  ejecutan  la colaboración del diario con sus opiniones  de cualquier clase y razon , dentro de la generosidad que preside la dirección de los diarios. Digo generisidad y no retiro la palabra, ya que soy consciente de haber publicado brillantes bobadas de colaboradores asíduos que, por su  habitualidad creían- y siguen creyendo- que lo pueden decir casi todo.

Estos señoritos del periodismo, que me recuerden aquel viejo chiste andaluz , de la muchacha llama a la puerta del dormitorio del hijo del amo del cortíjo y dice: "Señorito son las  siete y media", ( de la mañana, necesaria aclaración para  el chiste, pero bien podian ser las seis y media de la tarde  para el señorito). Y le responde una voz adormecida: "Si son las siete y media no me llames señorito".

Estos señoritos que dejan su artículo en el mesa del  vestibulo del diario y se van a vivir bien en sus cosas que no tienen nada que ver con lo que ocurre en la redacción, entre los periodistas y entre  ellos mismos  y  la empresa de los periodístas, llevan unos dias diciendo que el periodísmo   actual está en "la trinchera". Y hablan de un "periodismo de trinchera", referido a los que, en sus opiniones  de verdad  atrincheradas,  disparan, por encima del borde del parapeto, con otros   señoritos de  colaboración que tambien  disparan por encima del borde   de otras trincheras .

A propósito de trincheras, he recordado en varias ocasiones, por idénticas razones, cuando he hablado con estos periodístas señoritos, disciplicentes casi siempre ante los profesionales del periodísmo escrito- que es el que conozco- y  con el aire de señorito  sabio dedicado a otros menesteres, más rentables claro el libro de "Sin novedad en el frente" de Remarque. El autor famoso por su brillante libro contra la guerra, describe en un capítulo  que cuando pasaba un tren lleno de soldados que  marchaban  a un frente de la primera guerra mundial, en uno de los  famosos e históricos  vagones de madera, abiertas las puertas,en las que se asomaban varios soldados que  contemplaban a una  muchedumbre enfervorizada en el anden de la ciudad de  Niza . En ese anden estaba un joven  colgados ambos brazos en dos espléndidas jovenes,  escribe Remarque, gritando " Pour la France" y agitando sus brazos de alegria hacia los soldados treneros. Y uno de ellos le dice al joven entusiasta del anden: " Sube; todavia hay sitio". Y no subió." Sin novedad en el frente", es la história  dramática de que en  la última  jornada de la la Gran  Guerra, con el armisticio firmado, siguen muriendo soldados  de  reclutas  forzosas ,en las trincheras por la  mayor  desidia de sus oficiales.

En las trincheras del periodísmo se está con el barro hasta la rodilla, fango  creado por las  algunas empresas  periodísticas que  hacian firmar recibos de salario a los periodístas de trinchera en los que ponía  en la hoja salarial.: " firma o huella dactilar", hasta que esos periodistas de trinchera que vivían de la soldada, se negaron  a cobrar con la firma de esas recibos. Y vivían , tambien es un decir, de ese sueldo triste y corto. Los periodístas de trincheras sí que  soportan que algunas empresas no publiquen noticias  nefandas sobre sus amigachos. Y por no morir de  tristeza por el trato desconsiderado y de hambruna  social y de penuria humana aguantan la lectura y, después, la publicación de las bobadas, si las bobadas , de algunmos señoritos, colaboradores. Y siguen en las trincheras de verdad, aguantado por su profesión idealizada y por encima de las bajeza que tienen que soportar  de algunos  señoritos colaboradores que en la trinchera de la guerra real  periodística , son  como  los oficiales estampillados de la guerra civil española, o de algunos oficiales del desastre de Annual,  a  uno de cuyos soldados de   aquella tragedia, de aquel debacle tuve el honor de oir su profesionalidad de soldado de trinchera.

Abandonen el anden y se monten, de verdad, en el tren de la democrácia representativa. Y menos práctica displicente contra los  que   aguantan en la trinchera.Es  la que no están,  conscientemente  para no  saber lo que de verdad pasa  en España y para  estar sentado en su despacho   acolchonado.Y sin bajar realmente  a la trinchera, criticando ,  sin razon ,el espectáculo de España .





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