martes, 15 de octubre de 2013

Las suplicantes

La semana pasada , en las Cortes Generales de España, unas muchachas en flor decidieron dar el espectáculo de ocupar la tribuna de invitados o invitadas, (ahora hay que repetir este latiguillo), despojándose  de la ropa en la parte delantera de su cuerpo lozano y jacarandoso y exhibir, a todo el mundo, urbi et orbe, como se dice en el lenguaje eclesiástico, las dos tetas tiesas de su juvenil ímpetu.

Me voy a permitir una petulancia  fruto mi ancha y ámplia edad. La acción de estas muchachas me ha recordado un libro que leí cuando leia todo lo que me caía en las manos; ahora se me caen las cosas a los pies.

 Se trata de la tragedia griega de Edipo: "Las suplicantes". En la portada del libro hay unas muchachas que tambien enseñan los pechos.

Las suplicantes, eran las Danaides, hijas de Dánao, que llagaron a Grecia desde Egipto para escapar de sus primos, los hijos de Egipto, que a  su vez, en estos enredos de la mitología griega, eran hijos de Zeus a Ío.  Las suplicantes  querían defender el derecho de las mujeres a su cuerpo, y su oposición  a la violencia  masculina. Las Danaides eran cincuenta, que formaban un coro en la tragedia de Edipo y suplican a Zeus, sobre todo, esa defensa de su derecho al cuerpo. Interviene después Pelasgo, rey, quién decide consultar al pueblo sobre la petición de las suplicantes  trágicas, y  a la vista que desde la colina donde están los altares  de los dioses , advierten  la  llegada de  un barco, donde viajan el coro de los egipcios. Pelasgo oye al pueblo que  le piden atienda la petición de las suplicantes y las conduce, libres a la ciudad. En la trama interviene el coro de los egipcios para  pedir el derecho al amor, como parte fundamental de su petición.Pero Pelasgo atiende a  las suplicantes  que consiguen su triunfo del derecho al cuerpo por encima del amor. Pero luego en el juego mitológico, las suplicantes se casan y en la noche de boda forzada, las Donaides matan a los egipcios.

 Un lio de tragedia  griega, que  hace pensar  que nada nuevo se ha inventado  en los escenarios y  en la literatura trágica, bajo el sol , desde los siglos brillantes de la cultura helénica. Todos los personajes dramáticos  de la literatura mundial asientan sus raices en las tragedias griegas. Desde Shakespeare hasta  nuestro Lorca en las "bodas de sangre" han seguido la   estela literaria y lírica   de Esquilo, Sofocles y Euripides.

Una última reflexión de Esquilo en relacion con las suplicantes: No está bien al debil obrar con osadía.

Las suplicantes españolas acabaron en un Juzgado. El Juez decidido libertarlas por el principio de las Donaides, del derecho a su cuerpo; aunque creo que actuo mas como el  rey Pelasgo, por amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario